FORO INTERRELIGIOSO


La Universidad Católica Luis Amigó, en su segundo Foro Interreligioso, tuvo a bien llamar a participar este Miércoles 18 de Octubre a Su Excelencia Reverendisima Monseñor FREDY ALEXANDER USUGA RESTREPO, Arzobispo y Superior General de Colombia como exponente.


En su intervención esto dijo el Arzobispo Usuga:

 

EXPOSICIÓN DIALOGO ÍNTER-RELIGIOSO Y ECUMÉNICO

 

Buenas Días.

 

Quiero agradecer primeramente a la Universidad Luis Amigó por este esfuerzo de acercamiento y conocimiento mutuo dentro del sector religioso, un ejercicio que en Colombia se hace necesario para la construcción de una sociedad diversa llamada a la colaboración y mutuo conocimiento.

Primero creo que es fundamental clarificar algunos términos y realidades propias del proceso religioso:

 

  1. El Dialogo interreligioso se adelanta entre personas de diversos credos y religiones en temas que son fundamentales para la cooperación y entendimiento entre los seres humanos, ello incluyendo o debiendo incluir a personas que quizá aún son agnósticas o ateas. Más allá de esta pluralidad de pensamientos y expresiones de fe, está la realidad pragmática de que debe existir una aceptación de la diversidad religiosa como principio de convivencia y más aun de supervivencia, pues temas como el bienestar social, la supervivencia del ser humano y su desarrollo integral y armónico nos convoca a todos y exige la participación activa más allá de todo. El Obispo de Roma Francisco dedico una de sus jornadas de oración a esta diversidad que debe conseguir la unidad y el entendimiento para poder asegurar la paz y el entendimiento entre los pueblos y los seres humanos. Recordemos, abreviadamente, las célebres palabras del teólogo católico y estudioso de las religiones Hans Küng: “No habrá paz entre las naciones sin paz entre las religiones; no habrá paz entre las religiones sin el diálogo entre las religiones”.                                     
  2. El dialogo ecuménico por su parte se adelanta entre personas de la misma religión, pero abordando la realidad no poco trágica que hace referencia a las divisiones en denominaciones por divergencias de interpretación y descripción del credo y sus causas y fatales y consecuencias, se asume entonces una búsqueda de la unidad en base a limar asperezas y la búsqueda de consenso en lo doctrinal y dogmático. El Dialogo Ecuménico busca la reconstrucción del tejido corporal de la Iglesia en el caso específico del cristianismo. Un ejemplo claro somos nosotros los cristianos que estamos fraccionados en una diversidad de denominaciones tales como las Iglesias Apostólicas; Iglesias Históricas y nuevas corrientes de fe cristiana como las evangélicas, pentecostales y nuevos movimientos. La hermenéutica de los textos sagrados no siempre es la misma, y ello ha generado una desintegración del cristianismo o hechos un poco más complejos para entender por los occidentales como la de los musulmanes chiitas y Sunitas y otras ramas del islam. Estas diferencias no pocas veces han generado confrontación y violencia, persecución y exclusión.

Una vez que hemos clarificado el entender de estas dos realidades, es decir la diferencia entre el dialogo religioso y el dialogo ecuménico, teniendo en cuenta que el primero tiene como fundamento el reconocimiento y la aceptación de la diversidad en el campo de la religión y el segundo una diversidad en el campo de la hermenéutica y practica de una misma fe, entonces podemos avanzar sobre la pragmática necesidad de edificar puentes y derrumbar muros para poder caminar juntos dando respuestas a los diversos retos que enfrenta hoy la humanidad.

Más allá de la diversidad, existe otra realidad que igualmente es necesario resaltar: “No nacimos para estar solos” … los unos requerimos de los otros para nuestra supervivencia y existencia. Aun si nos aislamos, más allá de todo en algún momento y por alguna circunstancia vamos a requerir de otra u otras personas. Estamos destinados por ahora y casi que obligados a aceptar al otro, a convivir con quien cree y quien piensa diferente a nosotros… de este planeta por ahora no nos podemos escapar y aquellas realidades comunes para bien o para mal nos han de afectar a todos en mayor o menor medida.

 

En Colombia, la Constitución de 1991, articulo 19 y la Ley 133 con sus decretos reglamentarios ha trasformado nuestra nación no en un país aconfesional sino en un estado laico que reconoce la fe en su diversidad y garantiza ante la ley los mismos derechos y deberes a todas las religiones, aun así, no la hayamos podido desarrollar y aplicar plenamente. Igualmente, desde hace ya 4 años que se inició la construcción de la Política Publica de Libertad Religiosa, la cual ya fue sancionada y aprobada mediante el Decreto 437 del año 2018, dando paso así a una nueva etapa en la vida de nuestra nación para el sector religioso. No debemos olvidar que el día 4 de Julio fue decretado como el día Nacional de la Libertad Religiosa y que en esta fecha desde hace ya dos años se han realizados diversos eventos en conmemoración de la Libertad Religiosa. Se ha creado en el Ministerio del Interior Igualmente la Dirección de Asuntos Religiosos siendo la Primera Directora la Dra. LORENA RIOS, quien fue la persona que como asesora del Ministerio en este tema dio impulso a la construcción de la política Publica mediante la recolección de insumos para ella en las diferentes regiones con las diversas religiones, confesiones y filosofías religiosas existentes en nuestra Nación.

 

Más allá de este marco jurídico, si quiero resaltar y exaltar a la Universidad Luis Amigó por este esfuerzo y trabajo, dado que será solo mediante el mutuo conocimiento que lograremos marcos de entendimiento, mutua cooperación y una unidad en lo esencial, en y dentro de la diversidad, no para crear una mega religión sino las condiciones necesarias que nos permitan enfrentar unidos los diversos retos que nos impone nuestra sociedad.

 

No es aceptable bajo ningún criterio ningún tipo de violencia y confrontación por razones religiosas, la única violencia que en el campo religioso es aceptable, es aquella que se usa para imponer el principio y la aplicación del amor… aquella expresión bíblica de que ¡No podemos amar a Dios a quien no vemos si no amamos a nuestros hermanos a quien vemos¡.

 

Por último, si entendemos que la educación intercultural implica una llamada a la acción, el diálogo interreligioso basado en el descubrimiento y reconocimiento del otro se convierte en una herramienta muy útil para la mejora de la convivencia.

 

Y cuando se habla de la relación entre las diferentes religiones, se suele plantear la idea de que debe estar basada en la «tolerancia». Pero este es un concepto que presenta problemas. Lo deseable es hablar de «Respeto».

 

A lo largo de la historia han existido religiones mayoritarias y poderosas que, dependiendo del momento, han “tolerado” la existencia de otras religiones minoritarias. Pero cuando estos momentos de tolerancia desaparecían, los seguidores de las religiones minoritarias eran perseguidos, expulsados u obligados a abandonar su religión. Entonces llegaban períodos de intolerancia religiosa en los que la religión mayoritaria imponía sus creencias a las demás.

 

El caso de las cruzadas o de las persecuciones religiosas ilustra los efectos negativos de la intolerancia. Pero la tolerancia nace también de la desigualdad, en la que una religión mayoritaria y con poder tolera a otra que considera inferior. Sin considerar el Respeto a la como derecho a la libertad religiosa.

 

En el mundo actual la relación entre las religiones debe estar basada en la igualdad ante la ley y en el respeto a la diversidad de culto y opciones ideológicas. No se trata, pues, de tolerancia, sino de la necesaria aceptación del derecho a creer algo distinto. El diálogo interreligioso

 

En este contexto de igualdad entre las religiones que propician las leyes en la mayoría de los países actuales, las relaciones entre las diferentes religiones han ido cambiando. En general se ha renunciado al conflicto y se ha optado por el diálogo como medio para superar las diferencias y buscar puntos de vista comunes.

 

Muchas gracias.